Ginkgo, Nogal del Japón (Ginkgo biloba L.)
Tienes ante ti un fósil viviente, la única especie de este género que ha perdurado hasta la actualidad y de la que se han encontrado restos fósiles de hace 145 millones de años.
Los ginkgos abundaban cuando los helechos dominaban el mundo, pero fueron desapareciendo poco a poco por múltiples causas. Una de ellas fue la extinción de los dinosaurios, unos de los pocos animales capaces de dispersar sus grandes semillas.
Los ginkgos son plantas vasculares sin flores, lo que en botánica se denominan gimnospermas, es decir, las semillas se encuentran al descubierto. Además solo se producen en ejemplares femeninos mientras que el polen se origina en los órganos de pies masculinos.
Quizá te preguntes cómo han logrado sobrevivir, y esta vez parece que la aparición del ser humano les ha favorecido. Aunque en Europa desaparecieron hace 2,5 millones de años, en una zona de Asia central sobrevivieron, y fueron cultivados como árboles sagrados durante milenios.
Aquí lo verás en parques y jardines, y últimamente como árbol de calle ya que soporta la contaminación atmosférica. Imagina hasta qué punto, que en Hiroshima algunos volvieron a brotar tras el ataque nuclear de la segunda guerra mundial.
Por cierto, si pasas alrededor de algún ejemplar femenino en otoño, notarás un olor fétido proveniente de sus semillas. Por eso, generalmente se suelen plantar solo ejemplares masculinos en las calles, aunque a veces se cuele alguno.