Secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum (Lindl.) J. Buch)
Te encuentras ante un árbol cuyo nombre lo dice todo sobre su tamaño. Imagina poder ver en time laps o cámara rápida un crecimiento de más de 1,20 m por año, en sus primeros 10.
Es una especie que solo crece de forma natural en zonas muy concretas de las laderas occidentales de Sierra Nevada en California, entre 1.500 y 2.500 m de altitud. ¿Te suena la imagen icónica de un coche atravesando un túnel abierto en un tronco? Te proporcionará una idea aproximada del volumen que pueden alcanzar en su lugar de origen, con alturas cercanas a los 100m, diámetros de 7 metros o más y edades de más de 2.500 años.
Resulta llamativo, que el fuego sea un aliado necesario para asegurar su supervivencia en aquellos bosques. Las piñas o estróbilos que guardan las semillas pueden permanecer en el árbol hasta 20 años sin abrirse hasta que el calor del fuego lo haga. Esto permitirá que germinen sobre un suelo cubierto de cenizas y despejado de vegetación. Fíjate en la blanda y gruesa corteza rojiza, que puede alcanzar más de 50 cm, suficiente para que el árbol no se queme.
Si hay una especie que haya reportado más beneficios económicos sin aprovechar su madera y conservándola como monumento y árbol protegido, es ésta. Desde el siglo XIX atrae a miles de turistas a los parques nacionales de Yosemite, Calaveras o el de las Secuoyas. ¿Conoces además de éstas, las secuoyas de Arrasate o Donostia?